Gotas de otoño

Gotas de otoño
Cuando una hoja cayó a la fuente, y se llenó de agua, me di cuenta de mi error, de que nada era como antes. Pero podía volver a serlo, aunque sólo fuese un poco.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Capítulo 4

CAPÍTULO 4.








Toni me dejó en la entrada, por donde pasaban todos los alumnos de cuarto para arriba.
Mis amigos enseguida parecieron entre la multitud, y me cogieron con tanta prisa que no me dio tiempo de despedirme de Toni.
Luego le llamo – pensé.
Cuando ya subimos, mis amigos me hicieron una especie de interrogatorio sobre Toni. Iñigo, Fran y Quique no se fiaban demasiado de él, a Lucas le era indiferente y a las chicas les encantaba.

Las dos clases siguientes se me pasaron enseguida, aunque la verdad es que estuve muy ausente, pensando en Toni, en sus besos, en sus abrazos, en cómo me gustaría pasar más tiempo con él...

Cuando sonó el timbre que daba por finalizadas las clases, me fui disparada a la puerta de entrada, para esperar a Iñigo, porque me iba con él y ya de paso preguntarle a Sandra qué tal le había ido el día, ya que en clase no había podido.

Me senté en un banco a esperar.
Estaba sumida en mis pensamientos, cuando una voz me alarmó, era de un chico, pero no era Iñigo.
Miré rápidamente para atrás y me sorprendí un poco. Era Hugo, un chico de mi curso, pero de letras.


- Hola, eres Aurora ¿verdad?
- Sí. Y tú, Hugo.
- El mismo. Parece que mucha gente me conoce.
- Si, parece. Bueno, ¿Querías algo?
- Te iba a invitar a mi fiesta.
- ¿A mi? ¿Me tomas el pelo?
- No, no te tomo el pelo, a ti y a tus amigos. Quiero que sea la mejor fiesta que haya habido en toda la historia del colegio y para eso tengo que invitar a todo el mundo posible, incluso a vosotros.
- Vale, he cogido la indirecta.
- No te lo tomes a mal, por favor. Además necesito tu ayuda.
- ¿Mi ayuda?
- Sí, me han llegado rumores que eres una gran diseñadora de interiores y de decorados y eso. Y si no te importa me gustaría que me ayudases a decorar mi fiesta.
- Pues tengo que pensármelo. De todos modos, ¿Cuándo sería la fiesta?
- Dentro de mes y medio más o menos.
- Vale, mañana te digo lo que sea.
- Dame tu msn y así lo hablamos esta noche.
- ¿Tienes un papel?
- Apúntamelo en el móvil.

Y así hice, le apunté mi msn en el móvil y cuando terminé, me dio un beso en la mejilla como muestra de agradecimiento y se fue de mi vista, dejándome de nuevo sola en el banco.


- ¿Auro? ¿Qué te ha pasado? ¿Por qué estás tan roja? – Dijo Iñigo al poco tiempo de irse Hugo.
- ¿Roja? ¡Pero que dices!
- Que sí, que no soy daltónico y estás muy roja.
- Será por la carrera que me he dado para esperarte.
- Estaba con alguien. – Le cambió la cara y parecía avergonzado.
- ¿Si? ¿Con quién? Ya sabes que puedes contar conmigo.
- No me apetece hablar del tema. ¿Nos vamos?
- Como quieras. Vale.
- Te acompaño a casa.
- ¿Y eso? Pero si no te viene bien.
- Necesito pasear un poco.
- De acuerdo. Anda vamos.

Y justo cuando empezamos a andar, vi a Bea rozar a Iñigo y a este mirarla con una cara demasiado rara.
Me paré de repente, analizando lo que acababa de pasar y se me ocurrió una idea.


- ¡Bea! – La grité antes de que desapareciese entre la multitud.
- Hola Aurora. ¿Qué pasa?
- Oye ¿Te vienes con nosotros en bus?
- ¿Con Iñigo y tú?
- Sí. – Miré la cara de desesperación de Iñigo, negando una y otra vez.
- No sé, seguramente me estén esperando.
- Bueno, otro día. Al final nos iremos andando ahora que lo pienso.
- Vale, ya hablamos.
- Adiós.


Miré de nuevo a Iñigo, parecía entre enfadado y molesto. Ahora todo me encajaba. Pero tenía que confirmar mis sospechas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario