Gotas de otoño

Gotas de otoño
Cuando una hoja cayó a la fuente, y se llenó de agua, me di cuenta de mi error, de que nada era como antes. Pero podía volver a serlo, aunque sólo fuese un poco.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Capítulo 10

CAPÍTULO 10.



—Encantada—dijo Laura intentando disimular su alegría, estaba radiante y no pudo disimular una gran sonrisa.
—El placer es mío. Aunque no hacía falta la presentación, prima, Laura y yo ya nos conocemos—tras decir esto le guiñó un ojo a Laura y esta se sonrojó.
—Bueno, yo os dejo solos, que tengo que llamar a Toni que hace dos días que no sé nada de él.
—Adiós prima—me dijo Guille dándome dos besos.
—Muchas gracias Auro—me susurró Laura para que sólo yo la oyese cuando me dio un abrazo como agradecimiento.

Me despedí de ellos y empecé a andar hacia mi casa. No hacía ni frío ni calor, la temperatura estaba bastante bien y no me habría importado pasear durante una hora. Llevaba el ipod puesto, y andaba con paso lento, no tenía prisa.

Cuando ya estaba a punto de llegar, cerca de la parada del autobús, vi a una pareja que estaba besándose desenfrenadamente. Por un momento me hizo gracia, porque yo había hecho eso con Toni muchas veces, pero cuando me fijé más, la gracia se me quitó de golpe.

Estaba convencida que no veía bien, de que lo que tenía delante de mis narices no estaba pasando. Es cierto que no debería dolerme, porque no me incumbía, pero la conocía y sabía que la haría daño, mucho daño, como a todas. Los hombres son así—me dijo una de mis amigas un día.

No estaba celosa, ni nada por el estilo, porque yo sabía que él no significaba nada para mí, pero ella sí que me importaba, era una de mis mejores amigas y por nada del mundo iba a dejar que él, la rompiese el corazón porque ella le quería y él a ella no, la estaba engañando.

Hacía tiempo que Miri me había dicho que estaba con Jose, de hecho, llevaban ya bastante tiempo juntos, incluso más que Toni y yo. Por esa época, y según Miri, las cosas con su novio no iban muy bien que digamos, pero ella le quería tanto que no podía dejarle.

Con lo que yo había visto, se olvidaría completamente de él, porque si hay una cosa que Miri no perdonaba era una infidelidad y menos como aquella.

Saqué el móvil y les hice una foto, justo en el momento en el que se le veía perfectamente a Jose enrollándose con una chica que no era Miri.
Sabía que lo que acababa de hacer no estaba bien, puesto que no me incumbía, pero tenía que abrirle los ojos a mi amiga y lo haría de esa manera si no había otra.


Me fui de allí, una vez hube guardado la foto, y me dirigí a mi casa sin pararme en ningún lugar.
Cuando llegué a la puerta de casa de mi madre, mi portero me paró antes de que subiese. Tenía una carta para mí, bueno mejor dicho, un paquete.

Lo cogí bastante emocionada y subí a mi casa. Me senté en el sofá y abrí el paquete con mucha ilusión. Dentro había un álbum con una rosa en la portada. La rosa iba acompañada de un texto.

“Todos los momentos que pasamos juntos”

Simplemente leyendo eso, me emocioné, porque ya tenía una ligera idea de quién me lo podía haber mandado.

Antes de pasar la página para seguir leyendo, fui a por mi móvil, por si acaso me llamaba esa personita tan romántica y a la que tanto quería.

Volví a sentarme y abrí el álbum.
Primera página en blanco.
En la segunda página estaba yo. Una foto mía en blanco y negro en la que había salido muy bien. Era una fotografía gigante.
Tercera página él. Su foto no era tan grande como la mía, pero ocupaba mucho. También era en blanco y negro. El negro resaltaba sus facciones, tan perfectas para mí, y el blanco le daba color a su cara, haciéndole parecer un vampiro sacado de Crepúsculo.
Sabía que era él.
Seguí pasando páginas y veo fotos de los dos en distintos sitios, en dónde nos conocimos, dónde nos dijimos te quiero, dónde me besó por primera vez, dónde vino a buscarme. Fotografías que me recordaban todos y cada uno de los días que había pasado a su lado y me daban pie a pasar muchos más.

En la última página había un sobre, en el que pone Aurora en letras grandes.
Lo abrí, ansiosa por descubrir su interior.
Cogí el papel escrito que había dentro y empecé a leer.

“En estos momentos, estoy en el parque de al lado de tu casa, esperando a que leas esta carta y vengas a verme.
Necesito tu sonrisa, desde el primer momento en que te vi. Eres como una flor hermosa que jamás se marchita y que tengo la necesidad de cuidar y proteger con mi vida incluso. Eres la persona con el corazón más grande del mundo, haces todo por los demás, aunque no sea de tu agrado. Y ya es hora de que tengas una recompensa por tu ayuda, por tu cariño y por todo el amor que das. Mis últimas palabras prefiero decírtelas a la cara. Siempre tuyo, Toni.”

Se me saltaron alguna que otra lágrima, pero eso no me impidió coger las llaves y el móvil y bajarme a toda prisa hacia el parque.
Una vez allí miro a todos lados y le busco, pero lo único que me encuentro es un camino de piedras que me llevan detrás de un matorral.
Lo sigo y detrás del matorral hay una rosa, igual que la de la portada del álbum.

—Te quiero—dijo Toni detrás de mí rodeándome con sus fuertes brazos.

Esa situación me descompone y no puedo evitar soltar algún sollozo de emoción. Le miro a los ojos y me abrazo fuertemente a él.

—Yo también te quiero—le contesté para justo después besarle de una manera única, como si se fuese a acabar el mundo al día siguiente, cómo si sólo existiésemos él y yo.

Tras ese apasionado beso, le miré a los ojos de nuevo y sonreí.

—Estás hecho un romántico.
—Por ti, todo, ya lo sabes.
—Quién me diría a mí, que aquel chico al que empecé a odiar en verano, sería mi novio y se volvería tan romántico como te has vuelto.
—¿Me odiabas?
—Me diste motivos para ello, ¿recuerdas?
—Sí, pero al final te diste por vencida y me quisiste.
—Y tú te diste por vencido y aceptaste que me querías.
—Cierto.
—Grandullón, yo nunca me equivoco.
—Otra vez cierto.

Sonreí y él sonrió también, me cogió la mano y me dio un beso en la palma, luego otro en la mejilla y el último, pero no por eso menos importante, en los labios.

Nos separamos de nuevo, yo suspiré, se me acababa de ocurrir una idea, pero ya se la diría más adelante, tenía toda la semana. Eso sí, ese momento con él, lo iba a disfrutar al máximo.

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